Someterse a una operación estética es una decisión que no se puede tomar sin antes estar seguro de muchísimos detalles, como, por ejemplo, la trayectoria del cirujano plástico. En muchas ocasiones, los pacientes quedan insatisfechos con los resultados obtenidos de una operación, bien sea porque no cumplen con las expectativas que tenían en mente, o bien sea por haber empeorado la situación.
No hay dudas de que ante estos escenarios la cirugía plástica pierde credibilidad, sobre todo, en lo que respecta al papel que juegan los especialistas. Y es que una intervención mal realizada acarreará problemas estéticos y de salud que se pagan muy caro a corto plazo, por lo que algunos se resignan a vivir con una imagen degradada o se ven impulsados a buscar otras opciones que les ayuden a resolver el inconveniente.
Afortunadamente, no hay razones para perder las esperanzas, gracias a la cirugía secundaria o de secuelas, la cual se encarga de mejorar la apariencia de un paciente que no recibió un buen tratamiento previo, tuvo complicaciones o no se siente feliz con el cambio que se realizó.
Esta especialidad es tan delicada como la cirugía plástica, ya que debe estar en manos de verdaderos expertos que sepan cómo aplicar las técnicas que ayudarán a corregir los inconvenientes generados. Indudablemente, se trata de un reto quirúrgico que solo podría ser enfrentado por líderes en esta rama.
¿Cómo se lleva a cabo una cirugía de secuelas?
Los profesionales que se especializan en esta área deben tener una dilatada experiencia, para garantizar la satisfacción de los pacientes. Ellos necesitarán seguir unos pasos importantes para que se logre mejorar la situación del afectado, como establecer una exhaustiva planificación preoperatoria.
A veces, la causa del problema no fue una mala aplicación de una determinada metodología quirúrgica, sino que el experto no eligió adecuadamente la técnica. En este punto, es fundamental tener en cuenta el tipo de operación que se llevó a cabo, es decir, si fue una mamoplastia, un lifting facial, etc.
Posteriormente, hay que plantear una alternativa que perfeccione la intervención anterior y genere esa felicidad que buscaba la persona antes de pasar por este proceso.